Escrito por Leandra Alcántara
Lunes, 19 de Julio de 2010 17:57
Recuerdo con tristeza como hace un tiempo una amiga me contaba lo insatisfecha que se sentía con su vida. -A pesar de que siempre había estado rodeada de mucha gente, siempre se había sentido sola, abandonada, usada. -A sus 24 años cargaba sobre sus hombros graves carencias emocionales y otras tantas espirituales que aun su activo estilo de vida no podía disfrazar, mucho menos llenar.
Ante su confesión, le presente una solución. La única de la cual yo había oído, pero más que de oídas haberla oído, una realidad que mis ojos habían visto y mí ser experimentado: JESUS. ¿Quién le podía decir no a un amigo incondicional que prometía liberación de culpas y una vida plena? ¿Quién podría resistir tal oferta? La amable pero reservada sonrisa de mi amiga lo hizo. Una sonrisa que presentí que decía “Si, entiendo, pero no necesito algo que he tenido toda mi vida. Esa no es la solución que busco.” Pronto mi impresión fue confirmada por sus propias palabras.
Que equivocada estaba mi amiga. Lo que ella había tenido toda su vida era aquella muy natural tradición que nos es inculcada por nuestras culturas Latinoamericanas, las cuales presentan a Jesús como “el divino niño” o el Cristo crucificado. En fin, la imagen de un ser amoroso; pero al mismo tiempo muy frágil, derrotado, distante y ajeno a nuestra realidad humana aquí en la tierra. Un Cristo vivo, pero muerto. Ella realmente nunca había tenido un encuentro con JESUS el Cristo, el hijo del Dios vivo... no había conocido al JESUS poder, JESUS fuerza, JESUS perdón, al JESUS salvación. Igual que muchos otros, ella se había conformado con el Jesús todavía en la cruz, de pies y manos clavadas, costado sangrante y corona de espinas, y aun, ni siquiera comprendía la real trascendencia de aquella crucifixión; todo como producto de aquel Jesús tradición.
Más que una tradición, Jesús, a quien muchos conocemos y del cual seguramente has escuchado, es real, tan real como nuestra propia existencia, aún más real que lo tangible. Él está presente en tu diario vivir, y puede llegar a ser tu más íntimo amigo, tú ayuda en tiempo de tribulación si tú le invitas a morar en tu corazón.
Desafortunadamente, esta oportunidad ya no existe para mi amiga. Un día recibí la inesperada noticia: mi amiga había fallecido mientras dormía. “Demasiado tarde” exclame mientras las lágrimas inundaban mis ojos. No permitas que sea tarde para ti, si es que no entiendes quién es Jesús, pídele a El que te lo muestre. La palabra de Dios nos dice: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.” Mateo 7:7-8. Ya no más a una falsa imagen de Jesús, no rechaces al Jesús realidad, no permitas que el jesús tradición te robe de Su bendición.
Y dirás como Job: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven” Job 42:5
En el ♥ de Cristo Jesús, se despide:
Leandra Alcántara (agradecimiento)
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