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Se necesitan Diligentes
En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu,
sirviendo al Señor.
Romanos 12:11 (RVR60)
Romanos 12:11 (NVI) — 11 Nunca dejen de ser diligentes; antes bien,
sirvan al Señor con el fervor que da el Espíritu.
El dilema espiritual de la pereza tiene una solución. Tan difícil e
imposible parezca el poder vencerla en nuestras vidas, ¡es posible! La Palabra
del Señor nos enseña precisamente la manera de derrotar la ociosidad, apatía y
la flojera en la vida del creyente. La respuesta de todo esto se resume con “La
Diligencia.” La Escritura nos dice, “En lo que requiere diligencia, no
perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor” (Romanos 12:11).
Claramente esta porción nos demuestra que lo opuesto a ser perezoso es demostrar
diligencia en nuestras vidas, especialmente en lo que concierne el servir al
Señor.
Uno se puede preguntar, ¿Qué es ser diligentes a la luz de la Biblia?
Para ello sin tener que ir a un diccionario, descubrí que algunas versiones de
las Escrituras nos trae mas claridad al substituir la palabra diligente por
“trabar con esmero” (NTV), “celo sin negligencia” (BJL), “esfuércense”
(DHH-LA), “trabajen con mucho animo” (BLS), “solicitud inalcanzable” (BPD), “en
la actividad no se echen atrás” (NBE).
Por un momento piense y medite, ¿cuanto de esto lo describe a Usted?
Esto debe ser nuestra meta y reto diariamente. Dios desea que nuestra vida sea
marcada por diligencia en todo, especialmente en la obra del Señor.
Comprendamos que la obra del Señor hoy sufre hoy más que nunca por
falta de personas marcadas con diligencia. Aun en ocasiones puede la persona poseer un talento extraordinario,
carisma personal y hasta un llamado grande, pero cuando uno ve su vida le falta
un ingrediente muy importante ¡diligencia! Creo y tengo la firme convicción
esta mañana que Dios esta buscando hombres y mujeres que sean diligentes en su
obra. ¿Qué mas se podría hacer si tuviéramos mas creyentes, obreros y lideres
marcados con diligencia.
Oremos para que nosotros lleguemos a ser aquellos obreros diligentes
que Dios desea levantar para la gran cosecha que tenemos para estos últimos
días. Que nuestro clamor sea que cuando el Señor regrese por su Iglesia, nos
encuentre laborando diligentemente en su obra. Hay que levantarnos esta mañana
con nuevas fuerzas y animo de corazón. Hagamos un compromiso de abandonar la
pereza y ser lograr ser más diligentes con lo que el Señor nos ha encomendado.