“Llévale al Señor Jesús, tus sueños destrozados. Y Él los volverá a restaurar.”

El Credo Apostólico


Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra; y en Jesucristo, su único Hijo, Señor nuestro; que fue concebido del Espíritu Santo, nació de la virgen María, padeció bajo el poder de Poncio Pilatos; fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió al cielo, y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso; y desde allí vendrá al fin del mundo a juzgar a los vivos y a los muertos.

Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Universal, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida perdurable. Amén.

¿Qué es el pecado imperdonable o Blasfemia contra el Espiritu Santo?

El caso del “pecado imperdonable” o “la blasfemia contra el Espíritu Santo” es mencionado en el Nuevo Testamento en Marcos 3:22-30 y Mateo 12:22-32. El término “blasfemia” en términos generales puede ser definido como una “irreverencia desafiante.” Aplicaríamos el término a pecados tales como maldecir a Dios o degradar voluntariamente las cosas relativas a Él. También lo es el atribuir maldad a Dios, o negar algún bien que debamos atribuirle a Él. Sin embargo, este caso de blasfemia, es uno específico, llamado “la blasfemia contra el Espíritu Santo” en Mateo 12:31. En este pasaje, los fariseos, habiendo sido testigos de pruebas irrefutables de que Jesús estaba realizando milagros en el poder del Espíritu Santo, en vez de reconocerlo, aseguraban que Él estaba poseído por el demonio “Beelzebú” (Mateo 12:24). En Marcos 3:30, Jesús es muy específico acerca de lo que hicieron exactamente para haber cometido “la blasfemia contra el Espíritu Santo.”

Entonces, esta blasfemia tiene que ver con acusar a Jesucristo (en persona, en la Tierra) de estar poseído por el demonio. Hay otras maneras de blasfemar contra el Espíritu Santo (tales como mentirle, como en el caso de Ananías y Safira en Hechos 5:1-10), pero la acusación contra Jesús fue la blasfemia que era imperdonable. Este pecado imperdonable contra el Espíritu Santo, no puede ser duplicado en la actualidad, porque Jesucristo no está en el mundo, sino sentado a la diestra de Dios.

El único pecado imperdonable en la actualidad, es el de una incredulidad sostenida. No hay perdón para la persona que muera en la incredulidad. Juan 3:16 nos dice, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” La única condición para que alguien no sea perdonado es si él/ella no está entre los “todo aquel que en Él cree” Jesús dijo, “Yo soy el camino, y la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por Mí.” (Juan 14:6). El rechazar la única forma de salvación es condenarse a sí mismo a una eternidad en el infierno, y el haber rechazado el único perdón, resulta obviamente imperdonable.

Mucha gente teme haber cometido algún pecado que Dios no perdona ni perdonará y sienten que no hay esperanza para ellos, sin importar lo que hagan. Nada le gustaría más a Satanás, que mantenernos trabajando bajo este malentendido. La verdad es que si una persona tiene este temor, él/ella solo necesita venir ante Dios, confesar ese pecado, arrepentirse, y aceptar la promesa del perdón de Dios. “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.” (1 Juan 1:9). Este verso nos asegura que Dios está pronto a perdonar cualquier pecado, sin importar que tan atroz sea, si es que venimos a Él arrepentidos. Si hoy te encuentras sufriendo bajo el peso de la culpa, Dios está esperándote con Sus brazos abiertos en amor y compasión por ti para que te acerques a Él. Él jamás decepcionará ni dejará de perdonar a aquellos que lo hagan.

Todo tiene su tiempo, es tiempo de diversion

Este juego consiste en mostrar habilidad para encerrar el gato
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¿Qué dice la Biblia acerca de los tatuajes?

¿Puedo hacerme un tatuaje moderado?

Gracias por su consulta. El único lugar en el cual la Biblia habla de tatuajes es en el Antiguo Testamento. Para ser más preciso, en Levítico 19:28. Permítame leer este texto. La Biblia dice: Y no haréis rasguños en vuestro cuerpo por un muerto, ni imprimiréis en vosotros señal alguna. Yo Jehová.

Cuando este texto habla de no imprimir en nosotros señal alguna, está hablando de no hacernos tatuajes en la piel. Así es como aparece el mismo texto en otras traducciones de la Biblia, por ejemplo en la Nueva Versión Internacional, en la cual se lee: No se hagan heridas en el cuerpo por causa de los muertos, ni tatuajes en la piel. Yo soy el Señor. Las naciones paganas que habitaban en la tierra que Dios prometió a su pueblo tenían la costumbre de tatuarse la piel, por eso Dios prohíbe a su pueblo que adopte esta costumbre. Note lo que dice Levítico 18:30 Guardad, pues, mi ordenanza, no haciendo las costumbres abominables que practicaron antes de vosotros, y no os contaminéis en ellas. Yo Jehová vuestro Dios.


Es obvio que Dios quería marcar una diferencia entre lo que practicaban los pueblos paganos y lo que debía practicar su pueblo escogido. Entre ello, el no tatuarse la piel. El Nuevo Testamento, por su lado, guarda silencio con respecto a los tatuajes en la piel. Respetando como el que más a los amigos oyentes que tienen una convicción diferente, mi posición a este respecto es que los creyentes que todavía no tienen tatuajes en la piel, no deberían hacérselos. ¿Por qué? Por varias razones.

La primera, porque en el Antiguo Testamento existe un antecedente en el cual Dios prohíbe a su pueblo que se hagan tatuajes en la piel. Cierto que hoy no vivimos bajo la ley del Antiguo Testamento, pero por el hecho que el Nuevo Testamento guarda silencio sobre el asunto de los tatuajes, sería aconsejable adoptar lo que el Antiguo Testamento enseña sobre este asunto. La segunda, porque Dios siempre espera que los creyentes tengan un estilo de vida diferente al del mundo. Usted sabe que para el mundo no hay problema con hacerse los tatuajes que se quiera, entonces los creyentes deberían adoptar algo diferente a este respecto. La tercera, porque los tatuajes pueden llegar a ser una piedra de tropiezo para otros creyentes que tienen la convicción de que un creyente no debería tatuarse la piel.

La palabra de Dios nos ordena no hacer nada que haga tropezar a un hermano débil. La cuarta, porque los tatuajes son muy comunes en personas que no tienen respeto hacia la persona de Dios, hacia el pueblo de Dios y hacia la palabra de Dios. No sería justo por tanto que los que sí tenemos respeto hacia la persona de Dios, hacia el pueblo de Dios y hacia la palabra de Dios adoptemos esa práctica. Con esto no estoy afirmando que todo el que se hace tatuar la piel es contrario a Dios. Lo que estoy diciendo es que existe una tendencia de aquellos que son contrarios a Dios a tatuarse la piel.

Si usted respeta a Dios y a su palabra y aun así piensa que no hay problema con tatuarse, pues usted es una excepción. La quinta, porque a través de los tatuajes en la piel, por más cuidado que se tenga al hacerlo, se introducen al cuerpo sustancias nocivas para la salud. Yo no sé como será en otros países, pero al menos en Ecuador, la cruz roja no acepta sangre de donantes que tengan tatuajes en la piel. La palabra de Dios nos ordena cuidar nuestros cuerpos porque no son nuestros, pertenecen a Dios y mal haríamos contaminándolos con sustancias que a la larga pueden resultar en graves enfermedades. Así que, en resumen, mi consejo amable oyente es que no se haga tatuajes en la piel, ni siquiera lo que usted ha calificado como un tatuaje moderado.

Fuente: La Biblia Dice

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Si tú de mañana buscares a Dios, Y rogares al Todopoderoso; Si fueres limpio y recto,Ciertamente luego se despertará por ti, Y hará próspera la morada de tu justicia.

Y aunque tu principio halla sido pequeño, Tu postrer estado será muy grande.

Job 8:5-7






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